jueves, 30 de mayo de 2013

Ex docente de la UNSa habló de las complicidades con la represión

Por Elena Corvalan

Un ex decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) sostuvo ayer que hubo docentes que fueron “cómplices” de la represión que sufrieron otros trabajadores de esa casa de estudios que fueron asesinados o están desaparecidos.
José María Serra fue el primer testigo de los cuatro (del total de ocho citados) que concurrieron a declarar en la segunda y última jornada de esta semana en el megajuicio por delitos de lesa humanidad que se lleva a cabo en esta ciudad, por hechos cometidos entre enero de 1975 y marzo de 1978. Las audiencias recién se retomarán el 10 de junio.
Desde Santa Fe, vía videoconferencia, Serra recordó que muchos docentes universitarios “que hoy llamaríamos progresistas” fueron cesanteados ya durante la intervención civil a esa casa de estudios, a cargo de Francisco Villada, que asumió el 6 de diciembre de 1974. “A (Holver) Martínez Borelli (el primer rector) lo reemplazan y entra un contador Villada que estaba más en consonancia con las autoridades educativas nacionales, que evidentemente no era democráticas”, memoró.

Entonces sobrevinieron las primeras cesantías, entre ellas la de Serra. “Sé que los profesores que tenían un perfil crítico comenzaron a ser perseguidos y cesanteados. Eso fue después que se fue Martínez Borelli”, contó el testigo, que aseguró que está vivo porque “fue cesanteado en diciembre de 1974” y se fue a Santa Fe, de donde luego salió del país.
Serra recordó que “había tensiones de tipo ideológico” en la UNSa, que “había personas que ofrecían información totalmente distorsionadas” a los responsables de los organismos a cargo de la represión. Dijo que entre los que no estaban de acuerdo con la gestión de Martínez Borelli había dos sectores: uno que no actuaba como informante de los represores y otro sector que sí lo hacía. “Éramos controlados y vigilados”, afirmó.
Serra habló de las cesantías y de los infiltrados de inteligencia casi sin mencionarlas, pero fue concreto a la hora de asegurar que esas cesantías fueron el paso previo a las detenciones de docentes que luego fueron asesinados en la Masacre de Palomitas, la matanza de 11 presos políticos, entre ellos la docente Georgina Droz.

“Algunos (de los que se quedaron con la intervención de Villada) fueron cesanteados cuando llegó el golpe pero mientras tanto fueron cómplices” de la represión, sostuvo Serra. Aunque rechazó dar nombres, excusándose en su avanzada edad (83 años), su falta de memoria y porque “no quisiera imputar a nadie sobre el que no tuviera seguridad”, el ex decano recordó, que el grupo que se quedó “era el que estaba en torno a (Mario) Casalla”, filósofo que en diciembre de 1974 fue nombrado interventor en Humanidades. Casalla era, dijo el testigo, “seguro de los que en la primera etapa de la intervención de la Universidad fueron bien acogidos. (…) Tenía una relación muy especial con ciertos sectores del poder”.

Martínez Borelli fue el primer rector de la UNSa, fundada en 1972. Había llegado al cargo cuando el Ministerio de Educación de la Nación estaba en manos de Jorge Taiana (p). Tras la muerte de Juan Domingo Perón, los cambios en el gobierno nacional permitieron que en agosto asumiera en Educación el cirujano Oscar Ivanissevich, un nacionalista que dispuso la primera intervención de la Universidad salteña. La segunda fue tras el golpe de Estado.
 
“Ragone me advirtió que me cuidara de Ovalle” 
 
El ex intendente de la ciudad de Salta y cofundador del Partido Peronista Auténtico, Gerardo Bavio, aseguró ayer que el ex gobernador Miguel Ragone le advirtió que se cuidara de Juan Manuel Ovalle, el único civil que está siendo juzgado en este proceso por su presunta responsabilidad en el secuestro  y desaparición de la docente Silvia Aramayo.
Bavio fue intendente de Salta entre el 25 de mayo de 1973 y el 9 de febrero de 1974, durante el gobierno provincial de Ragone. Por entonces los intendentes eran nombrados por los gobernadores.

Ovalle fue nombrado en la Dirección de Personal de la municipalidad, cargo que lo obligaba a tener un contacto muy fluido con el sindicato municipal. Pero duró apenas tres meses. El intendente le pidió la renuncia por “omisión” en sus funciones.
Bavio contó que al principio las relaciones con el sindicato iban muy bien, incluso se había acordado trabajar en conjunto, pero surgió un conflicto un tanto grave, que el ex jefe atribuyó a fallas de Ovalle, “daba la idea de que no había habido un buen desempeño del funcionario municipal”.

El conflicto se superó con la intervención del gobernador. Fue al salir de esa reunión, contó Bavio, que recibió la advertencia de Ragone: “Me dijo: ‘mirá, tratá de cuidarte de Ovalle’”.
Bavio precisó que por aquella época en el peronismo salteño había dos expresiones preponderantes: la tendencia, de izquierda, y el grupo Reconquista, a la derecha. Sin embargo, no pudo precisar en qué lugar se ubicaba Ovalle. Dijo que durante la campaña electoral en pro de la fórmula Ragone-Olivio Ríos, y Héctor Cámpora-Vicente Solano Lima a nivel nacional, parecía que todos tenían ideas más cercanas a la izquierda, pero que tras la Masacre de Ezeiza, en junio de 1973, comenzaron a notarse diferencias y un sector del peronismo empezó a atacar abiertamente a Ragone. “Entiendo que Ovalle fue corriéndose a la oposición a Ragone”, opinó.

viernes, 3 de mayo de 2013

Megajuicio: testigo reconoció la celda donde estuvo, en el Escuadrón 20 de Orán

Por Elena Corvalan
 
Eduardo Fernández Muiños reconoció ayer la celda, en el Escuadrón 20 de Gendarmería de Orán, donde estuvo alojado tras ser detenido el 24 de marzo de 1976. También reconoció la celda donde vio a empleado municipal y militante comunista René Russo, detenido el mismo 24 de marzo y desaparecido de la cárcel de Villa Las Rosas, a fines de ese año.
Fernández Muiños y Pía Asunción Viltes, que también estuvo detenida en el Escuadrón 20 de Orán, fueron los dos testigos convocados por el Tribunal para la inspección en la sede de Gendarmería en Orán, que empezó mal, porque los gendarmes intentaron impedir el ingreso de los militantes de organismos de derechos humanos, querellantes y periodistas, cuando el entredicho llegaba a incidente, pasadas las 10, llegaron los jueces Carlos Jiménez Montilla y Gabriel Casas, y el fiscal Eduardo Villalba, y a los gendarmes no les quedó más remedio que permitir el acceso de la comitiva.
Los dos testigos ratificaron que estuvieron detenidos en el Escuadrón 20. Fernández Muiños se encaminó las rejas de las celdas, donde no pudo entrar porque estaba ocupado por detenidos a disposición de la Justicia Federal. Pero preguntó a los detenidos si adentro, a la derecha había una celda, le dijeron que sí, afirmó que él estuvo detenido en esa celda y en la de al lado (cuya existencia fue ratificada por los detenidos) estaba René Russo.
El testigo también reconoció un lugar que le recordaba al de la oficina del comandante, Luis Ángel Saboredo, que en 1976 era jefe de inteligencia en el Escuadrón 20 de Orán y ha sido señalado por Fernández Muiños como partícipe del interrogatorio al que fue sometido ni bien fue detenido.
Organismos de derechos humanos expresaron ayer su intención de señalizar el Escuadrón 20 como centro clandestino de detención y torturas.
 
“Soñé con él”
Viltes volvió a reclamar ayer que los responsables de la represión sean condenados en cárcel común “por haber hecho semejante atropello a todo el pueblo”, y pidió “que digan a dónde están, qué hicieron con los cuerpos de los compañeros”.
Viltes era pareja de Raúl Benjamín Osores, quien fue detenido en abril de 1976, en la creencia de que al entregarse aseguraba la libertad de su compañera. Osores pasó luego por el Escuadrón 20 de Orán, luego fue llevado a la cárcel de Villa Las Rosas, en Salta capital, y a fines de diciembre de 1976 fue desaparecido de la Central de Policía, adonde lo habían llevado con la promesa de liberarlo.
Viltes sostuvo los familiares de los desaparecidos siguen pensando en ellos, en los que les pasó. Para ejemplificar, recordó que el ante año pasado soñó con él. “Lo soñé, lo vi nervioso fumando, y lo vi que se iba para la parte de El Préstamo, había dos personas en el sueño y él que se iba encarando para el dique. No sé, capaz que a él también lo llevaron lo tiraron ahí, entonces, cosas así, uno sigue esperando hasta hoy”.
Osores era secretario general del sindicato de obreros rurales que a nivel provincial dirigía Felipe Burgos, también secuestrado y desaparecido. “(Raúl) era una persona muy sensible y muy solidaria, iba a las fincas, él también era obrero rural”, recordó Viltes ayer.